Los deportes de
motor han sido considerados históricamente como "poco
femeninos" y conserva una imagen de deporte masculino muy arraigada, por
lo que la presencia de mujeres como
pilotos, integrantes de equipos y dirigentes ha sido siempre mucho menor a la
de varones.
Para algunos hombres, ser superados por una mujer sigue siendo una deshonra,
por lo que las mujeres pueden recibir manifestaciones de desprecio y mofa, lo
cual las desincentiva a ingresar y permanecer en ese ambiento. Incluso en la
década de 2000, la cantidad de pilotos mujeres en las principales categorías de
automovilismo y motociclismo ha sido muy escasa. No obstante, la mayor
presencia de pilotos mujeres dentro del karting,
la disciplina de entrada al deporte al menos en lo referente al automovilismo de velocidad, y la mayor
cobertura periodística a figuras femeninas hace prever que la cantidad de
pilotos mujeres crecerá.
Que los deportes de motor se consideren
masculinos tiene varias explicaciones. Una de ellas es que construir y operar
vehículos fue en sus inicios una tarea sucia, y por tanto fue mal vista en
mujeres. Otra es que el deporte es muy costoso, y la cantidad de mujeres con
capacidad y deseo de gastar sus fortunas en competir era mucho menor que la de
los hombres. También los padres de familia preferían dedicar su dinero a sus
hijos varones, sumado a que el deporte es muy riesgoso y los padres evitaban
que sus hijas mujeres pusieran su vida en peligro. Para fomentar la
participación de las mujeres en el automovilismo, varias competiciones han
creado clasificaciones y galardones específicos para las mujeres, y en algunos
casos campeonatos promocionales sólo para mujeres, generalmente monomarca.
Sobre todo en carreras motorizadas,
varones y mujeres pueden competir en igualdad de condiciones en los deportes de
motor, al igual que en la hípica y
la náutica y
a diferencia de numerosos deportes.
La primera mujer
de la que se tienen registros de haber competido en una carrera motorizada fue
la francesa Hélène van Zuylen,
quien completó la carrera París-Ámsterdam-París en 1898.
La segunda
mujer piloto fue Camille du Gast, quien participó en en la
carrera París-Berlín de 1901 a bordo de un Panhard-Levassor de 20 CV.
Sin embargo,
es a la británica Dorothy Levitt a quien se menciona como la
piloto pionera por ser la primera piloto en ganar una competencia
automovilística en 1903 y por ser la primera piloto de un equipo oficial en
1904 para la prueba de las mil millas de Hereford (Hereford 1000 Mile Trial),
en Inglaterra. Ádicionalmente, ostentó récords mundiales de conducción y
velocidad para mujeres y ganó varias competiciones de automovilismo y
motonáutica. Fue activista de los derechos de la mujer para conducir, escritora
y periodista.